sábado. 20.04.2024
Imagen de la Verónica junto a la que fuera su modelo, Emilia Esteban Luengo

Emilia Esteban Luengo posó para Ramón Álvarez en 1885 como modelo para La Verónica. Tres generaciones después, sus nietas aún son conocidas como "las vírgenes" en Coreses.

Ramón Álvarez tallaba en 1885 a La Verónica, una imagen vestidera de delicados rasgos y peinado de clara inspiración grecorromana. Aunque no ha llegado a nuestros días ningún boceto previo a sus obras, sí se sabe que el imaginero tomaba a sus modelos de personas reales. Hace 133 años una mujer, Emilia Esteban Luengo, posó para Ramón Álvarez para La Verónica. Tres generaciones después a sus nietas las siguen llamando "las vírgenes" en Coreses, pueblo natal del imaginero y donde aún reside parte de la familia Esteban.

De la mano de Luis Carlos Esteban, sobrino biznieto de la modelo, y de su padre, Joaquín Esteban (nieto de un hermano de la 'Verónica' y poseedor de una memoria prodigiosa), Zamora News se puso sobre la pista de quien hace más de un siglo posó para el imaginero. Con ellos nos desplazamos a Coreses, localidad donde residen aún las nietas de Emilia Esteban para iniciar un viaje en el tiempo que ha servido a la vez de reencuentro para la familia.

Las "vírgenes" de Coreses

A las hermanas Antonia (92 años), Carmen (89 años) y Luisa Fernández Juárez (85 años), nietas de Emilia Esteban, en Coreses (pueblo natal de Ramón Álvarez y donde residen dos de las tres hermanas) aún las llaman "las vírgenes" un dato que, en principio, es bastante esclarecedor.

La primera e inesperada pista a este respecto la daban tres ancianos sentados en la plaza de Coreses nada más llegar al pueblo, cuando al preguntar por la casa familiar y por las tres hermanas Fernández se refirieron a ellas como "las vírgenes" sin dudarlo. El hecho de que 133 años después de que su abuela posase para Ramón Álvarez sus vecinos mantuviesen el apelativo fue una sorpresa y a la vez la certeza de que el rastro que seguíamos para buscar información sobre Emilia Esteban era correcto.

Por estos vecinos supimos también que la mayor, Antonia Fernández, vive junto a su marido en la Residencia de Ancianos de Coreses. Allí también el personal la conoce como Antonia "la virgen". Nos recibe con sus 92 años y la pregunta es obvia. "¿Por qué la llaman la virgen, Antonia?". Y ella, orgullosa, responde: "¡Porque soy nieta de la virgen! ¡soy nieta de la Verónica!". Y así pasa a relatar una historia que después, en su domicilio de Coreses, ratificaría punto por punto Luisa, la menor de las hermanas, que mantiene todavía en sus rasgos una elegante belleza.

"Aquí, en Coreses, no pregunten por Luisa Fernández -dice con su sonrisa siempre en los labios- pregunten por Luisa "la virgen". Y lo mismo ocurre con su otra hermana, Carmen, la mediana, que ahora no vive en el pueblo. Tres generaciones después en Coreses  las llaman "las Vírgenes". Unos creen que es porque todas las mujeres de la familia han sido y son guapas. Pero lo cierto es que ese apelativo heredado de generación en generación viene de la abuela Emilia, que posó para la "virgen de la Verónica", como ellas la llaman. Así la llamaban a ella sus contemporáneos, Emilia "la virgen", y así llamaban a sus hijas y llaman ahora a sus nietas.

Así también lo han escuchado "desde siempre", y así se lo contaba su madre, Ignacia Juárez Esteban, hija de la modelo, a sus tres hijas. "Mi madre -recuerda Luisa- nos decía que se parecía mucho La Verónica a ella. Era muy guapa, pero mi abuela tenía el pelo más claro".

Además de Ignacia, Emilia Esteban tuvo otras tres hijas, Micaela, María y Luisita, de un segundo matrimonio. Luisita (ya fallecida) era la más parecida a su madre, un bellezón, y también guardaba parecido con la Verónica, como recuerdan quienes la conocieron y como puede constatarse en numerosas fotografías.

Una joven de Algodre 

Emilia Esteban Luengo nació en Algodre entre 1865 y 1870, teniendo en cuenta que posó para Ramón Álvarez en 1885 "era muy joven". Su fe de vida así lo acredita. Sus nietas no la llegaron a conocer, pero tanto ellas como su primo Joaquín (quien sí tiene un vago recuerdo de la hermana de su padre) siempre escucharon que era "muy guapa, muy alta (como el resto de las hermanas Esteban) y con el pelo muy rubio, muy claro".

La única foto que se conserva de Emilia Esteban Luengo muestra a una mujer joven -la imagen es posterior a su posado- en una composición de estudio de no muy buena calidad y no es fácil apreciar el parecido con La Verónica, si bien el arco de los ojos, la nariz y la boca tienen una gran similitud cuando se analizan con detenimiento.

Como recuerdan sus nietas, Emilia Esteban vivió en Algodre sus primeros años y de joven se trasladó a Zamora. "Se fue a Zamora con matrimonio familia de mi abuela, un tío de mi abuela y su mujer que no tenían hijos. Mi madre nos contaba que tenían dos sobrinas, una de Zamora y después mi abuela. A la de Zamora la vestían de capital y a mi abuela de pueblo, pero ella era más guapa, lucía más".

Nunca estuvieron a solas

Precisamente este tío, quien conocía a Ramón Álvarez, fue quien autorizó a la joven a posar como modelo para el imaginero. Recuerdan sus nietas que su madre es contaba que "cuando Don Ramón la llamó para posar, su tío no la dejaba posar sola. La acompañaba hasta el estudio del imaginero y se quedaba allí con ella, no los dejaba nunca a solas", como mandaban los cánones de la época.

La especial vinculación de la familia con la imagen se ha transmitido de generación en generación aunque nunca haya salido a la luz. "Nuestra madre -cuenta Luisa- nos lo contaba desde niñas y toda la vida nos llevaban a ver la procesión de Zamora de la madrugada del Viernes Santo. Después de mayores íbamos a pie o íbamos en el tren y volvíamos a pie porque no había trenes y lo mismo veníamos de trabajar. Pero no solo nosotros, muchísima gente del pueblo iba a pie para ver la procesión. Y como Luisita, mi tía, no tenía familia y yo era la pequeña, me llevaban muchas veces a Zamora y me quedaba allí".

Así, año tras año, y sin haber contado jamás la historia, los descendientes de Emilia Esteban han posado junto a la imagen de la Verónica o la han retratado en sus cámaras de fotos.

De su abuela Emilia saben que se casó dos veces y después volvió para Algodre donde murió también joven, en torno a los 50 años, ya que sus nietas no llegaron a conocerla. "Decía mi madre que hubo peste en Algodre y que mi abuela amortajaba a todos -recuerda Luisa. No sabemos si ella también moriría de la peste, pero cuando íbamos de pequeñas a Algodre nos decía dónde estaba enterrada".

Sin embargo, a fecha de hoy no se sabe dónde está la tumba de Emilia Esteban "porque cambiaron el cementerio y no sabemos cuál era el panteón familiar porque su hija ya está enterrada en Coreses".

En cualquier caso bajo aquella tierra de Algodre descansa una página no escrita de la Semana Santa de Zamora, una hermosa mujer que sirvió de inspiración a Ramón Álvarez para su inmortal Verónica: Emilia Esteban, la abuela de las "vírgenes" de Coreses.

GALERÍA (Fotos: Ana Pedrero/Descendientes de Emilia Esteban)

 

NOTA: (Como epílogo de este reportaje hay que añadir que existe otra familia en Zamora cuya respectiva abuela y bisabuela también pudo posar para el imaginero, lo que es perfectamente compatible con esta historia ya que Ramón Álvarez pudo tomar como referentes de belleza a más de una modelo para conformar su ideal y da pie a realizar otro viaje al pasado para arrojar luz sobre el mundo que rodeaba a Don Ramón y su desconocida forma de trabajar.

Vaya nuestro agradecimiento a toda las descendientes de Emilia Esteban por su generosa y entusiasta colaboración en la realización de este reportaje y en especial a Luis Carlos Esteban, que fue quien nos puso sobre la pista de "la virgen"). 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las 'vírgenes' de Coreses, las 'nietas' de La Verónica