miércoles. 24.04.2024

La Hermandad Penitencial de las Siete Palabras ha subido hoy por la cuesta de Balborraz desde el barrio de la Horta hacia la plaza de Viriato para proclamar en voz alta el mensaje de las siete últimas palabras de Cristo.

Resonaban aún en el aire los ecos del Vía Crucis desde la orilla izquierda del Duero cuando en el templo de la Horta las puertas se abrían a las 12 de la noche y los tambores disparaban siete veces, siete golpes secos y un redoble, el caos, para dar paso al Santísimo Cristo de la Expiración. Abrid las puertas.

Tras la imagen, apostada junto a la puerta del templo, han salido en fondo de tres los cofrades con túnica blanca y caperuz y faja verde, encendiendo la noche con sus hachones y cumpliendo la penitencia con sus pies descalzos.

El silencio de la noche se rompía con el estruendo de los bombos y con el característico sonido de los hachones de madera retumbando por las viejas calles de los barrios bajos y por el arco de Doña Urraca y la ronda de Santa María, uno de los más bello itinerarios que cumple la Hermandad junto a la muralla.

Antes de la procesión, la iglesia de la Horta acogía la misa preparatoria a la penitencia en la que los cánticos del coro parroquial unidos a las voces de los hermanos y hermanas creaban un ambiente mágico y místico en el templo, que se quedaba en silencio pasadas las doce de la noche, cuando el cortejo recorría las calles con solo siete palabras, siete estandartes de pana verde sobre los que resaltaban en letras blancas las últimas palabras de amor desde la cruz.

Finalizado el rezo en la plaza de Viriato, la Hermandad se ha dirigido a la iglesia de la Horta bajando la cuesta de San Cipriano y regresando al templo en la soledad de la madrugada mientras los tambores cerraban la noche con siete últimos toques y el cataclismo final, el mismo que abría las puertas en el inicio de la procesión. Pero ya todo estaba cumplido.

Galería de imágenes ( Fotos: Marcos Vicente, Aroa Colmenero, Pablo Clemente)

 

 

Los penitentes proclaman en Viriato las Siete Palabras últimas de Cristo