viernes. 29.03.2024

El obispo de Zamora presidirá el Miércoles Santo a las 11 horas en la Catedral la Misa Crismal, concelebrada por la mayor parte del clero diocesano, que renovará sus promesas sacerdotales en una celebración en la que se bendecirán los óleos y se consagrará el Santo Crisma.

En el marco de las celebraciones de la Semana Santa en la Catedral, que presidirá el obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, y como antesala a los días centrales que constituyen el Triduo Pascual, el Miércoles Santo, 16 de abril, el prelado presidirá la Misa Crismal a las 11 horas.

En la liturgia católica es la primera celebración indicada para el Jueves Santo, previa a la Misa de la Cena del Señor, pero en Zamora –al igual que en otros muchos lugares– se adelanta un día para que puedan asistir los sacerdotes diocesanos, los laicos y los consagrados.

En la carta que monseñor Martínez Sacristán ha enviado a las parroquias con ocasión de la Misa Crismal ha explicado que "inmediata a las celebraciones de la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Cristo, cada Iglesia diocesana está llamada a congregarse en torno a su obispo para celebrar una Eucaristía de gran significado, desarrollada con unos gestos expresivos".

A los sacerdotes les pide en la misiva "que anunciéis y motivéis la presencia en esta celebración a todos los fieles de vuestras comunidades", y les recuerda que tras Misa habrá un momento para compartir la mesa, expresando así la fraternidad de los que forman el presbiterio diocesano con la comida en la Casa de Ejercicios.

Estructura de la celebración

En esta celebración, después de la homilía del obispo, el clero renueva públicamente ante el pueblo de Dios las promesas de su ordenación presbiteral. Tras una invitación a ese momento por parte del obispo, les pregunta tres veces a los sacerdotes presentes por su voluntad de ser fieles al ministerio recibido, y ellos responden las tres veces: "sí, quiero". Seguidamente, invita al resto de fieles a rezar por sus ministros, recibiendo por respuesta: "Cristo, óyenos; Cristo, escúchanos".

El momento posterior de esta eucaristía consiste en que el obispo consagra el Santo Crisma y bendice los óleos de los catecúmenos (empleado en el bautismo y en sus ritos preparatorios) y de los enfermos (empleado en la unción de los enfermos), de ahí el nombre de "Misa Crismal".

La palabra "crisma" proviene del término griego chrisma, que significa unción (y por ello Cristo significa ungido, Mesías). Así se llama al aceite y bálsamo mezclados que el obispo consagra este Miércoles Santo por la mañana, y que servirá para ungir a los nuevos bautizados, signar a los confirmados y ordenar a sacerdotes y obispos.

Varios ministros y fieles se acercan en procesión, desde el coro de la Catedral hasta el presbiterio, llevando tres ánforas con los óleos. En primer lugar, el obispo bendice el óleo de los enfermos, "para que cuantos sean ungidos con él sientan en cuerpo y alma tu divina protección y experimenten alivio en sus enfermedades y dolores".

A continuación hace lo mismo con el óleo de los catecúmenos, pidiendo a Dios que éstos, los que se preparan para recibir el bautismo, "vivan más hondamente el evangelio de Cristo, emprendan animosos la tarea cristiana y, admitidos entre tus hijos de adopción, gocen de la alegría de sentirse renacidos y de formar parte de la Iglesia".

Por último, en el interior del ánfora con el óleo preparado para el Santo Crisma, el obispo vierte un frasco de perfume y, a continuación, sopla sobre la boca del ánfora, tras haber invitado a los fieles presentes a rezar para que los que sean ungidos con él "sientan interiormente la unción de la bondad divina y sean dignos de los frutos de la redención". Después, con las manos extendidas, pronuncia una larga oración de consagración, que en un momento concreto cuenta con la participación de todos los sacerdotes concelebrantes, que extienden la mano derecha hacia el Crisma en silencio.

La Catedral acoge el Miércoles Santo la Misa Crismal