jueves. 28.03.2024
El Viernes Santo en Bercianos guarda la esencia de las procesiones rurales (Fotos: Félix Marbán)

Bercianos de Aliste, un pequeño pueblo de no más de doscientos habitantes, celebra su Semana Santa desde hace más de cinco siglos y lo hace con una austeridad y una fuerza casi inimaginables en estos días. Así, sus habitantes reviven en la Pasión antiquísimas tradiciones que guardan la esencia del mundo rural y que conforman estampas únicas en la tarde del Viernes Santo.

Declarada de Interes Turístico Regional en 2011, la Junta ya ha anunciado la declaración como BIC de la Pasión de Bercianos de Aliste, cuyas imágenes de devoción –el Cristo de la Urna, el pequeño Crucificado y la Virgen Dolorosa- han sido restaurados este año por el Centro de Simancas, además de diversos objetos y enseres de la cofradía entre las que destacan las "bulas".

La única cofradía que existe en la actualidad es la del Santo Cristo de la Cruz (también llamada del Santísimo Entierro), cuya fundación se remonta a 1536 según figura en una de las Bulas, que recoge los privilegios de que gozaban los cofrades como las indulgencias, eliminación de censura y facultad de elegir confesor, entre otros.

Los miembros de la cofradía visten túnica y caperuz romo blancos –tradicional hábito de nazareno castellano-, así como zapatillas y medias del mismo color, que algún día les servirá de mortaja. La costumbre, según manda la tradición, es que haya sido confeccionada por la que fue su novia en el primer año del matrimonio. La utilización de esta vestimenta en la tarde del Viernes Santo es de origen desconocido, aunque dice la tradición oral, transmitida de generación en generación, que su razón de ser es un voto realizado por la localidad al verse milagrosamente salvada de una peste que azotó duramente a toda la comarca alistana.

Quienes participan en las comitivas religiosas pueden ser o no cofrades. Así, quienes lo son visten el Viernes Santo el hábito blanco y portan un pequeño hachón en las manos, mientras que no lo son (incluso cofrades que están de luto y así lo solicitan) llevan la típica capa parda alistana (llamada también "de chiva" o "de honras") y portan un farol.

El día más importante de la Semana Sante berciana es el Viernes Santo, que comienza con el rezo del Vía Crucis de madrugada, únicamente para mujeres. Por la mañana se instala un Monumento, consistente en que junto a una cruz se coloca la imagen de la Dolorosa (con la cara totalmente cubierta); en la cruz se monta un Cristo articulado de tamaño natural que permanece durante todo el año al culto en un féretro de cristal en el interior de la iglesia.

Un momento del DescendimientoA las 16:30 horas los habitantes del pueblo son convocados a la procesión con el sonido de matracas, ya que las campanas guardan silencio. Los asistentes se reúnen en la explanada donde está instalado el Monumento entonando un cántico de penitencia (el "Perdón, ¡oh Dios mío!") y se sitúan en torno al Cristo portando varas, pequeños pendones o faroles. Es entonces cuando comienza la ceremonia del Descendimiento, con su sermón, por parte del párroco, y el desenclavamiento del Cristo de la cruz, siguiendo un ritual que se pierde en el tiempo. El acto finaliza con la recogida de la imagen, que es cubierta por una sábana e introducida en una urna acristalada.

A partir de ese momento, la comitiva parte de la iglesia y sigue el camino hacia el Calvario de piedra, ascendiendo una empinada cuesta, para retornar posteriormente al templo. Encabezan la procesión los jóvenes portando pendones y a continuación los hombres que llevan la capa alistana, seguidos de los que visten la túnica blanca. La urna es escoltada por jóvenes portadores de lanzas de hojalata, seguida por la Virgen Dolorosa que es rodeada y portada a hombros por las mujeres. Presiden la procesión los sacerdotes, cerrándola el público. Al llegar a la cima donde se encuentra el Calvario, los cofrades dan la vuelta a las tres cruces, por detrás, "para ganar la indulgencia".

El acto continúa con la colocación del llamado "Cristo pequeño" en el suelo mientras los cofrades, postrados de rodillas, rezan cinco padrenuestros a las Cinco Llagas del Señor, intercalando entre las oraciones cánticos populares conocidos precisamente como las "Cinco Llagas". Tanto en el trayecto de ida como en el de vuelta los integrantes de la comitiva entonan diferentes estrofas referentes a la Pasión, como el Miserere y el Stabat Mater.

Ya por la noche tiene lugar la procesión de la Soledad, cantándose durante su recorrido el "Stabat Mater", alternándose estrofas en latín con otras en español y con la asistencia de todo el pueblo, que ha sabido mantener a través de los siglos, intacta, la esencia más pura de la Pasión.

Bercianos de Aliste, la esencia más pura de la Pasión