El MMT Seguros cae (27-31) en los dieciseisavos de final de Copa del Rey en un encuentro intenso en defensa en el que los zamoranos mandaron en el marcador desde los primeros compases del encuentro pero acabaron sucumbiendo.
Era un partido a vida o muerte, seguir en la competición o tener que decir adiós hasta la próxima campaña.
Era un premio, sí, pero era un premio pequeño para los pistacho que tienen hambre de balonmano. Un premio que durante muchos minutos parecía que podía decantarse del lado local, pero que las decisiones arbitrales y el gran encuentro del meta visitante, Ernesto, acabaron decidiendo para los visitantes.
Era un encuentro especial, y se notó en el aspecto del Manuel Camba que colgó el cartel de no hay billetes y presentó un aspecto inmejorable desde antes del inicio del partido.
Los zamoranos salieron a mandar, a mover el balón con rapidez y encontrar huecos en la defensa 6-0 de los visitantes. Jortos y Octavio fueron los encargados de empezar a romper el cerrojo visitante con lanzamientos en suspensión que no podían blocar los jugadores del Sinfín. Los zamoranos mandaban en el marcador con pequeñas ventajas que se ampliaron cuando apareció Luis Posado bajo palos para hacer correr a los suyos con tres contraataques que finalizaron Camino y Esteban Salinas.
Los zamoranos impusieron su juego durante gran parte de la primera mitad hasta que una cuestionable actuación arbitral empezó a cargar de exclusiones a los zamoranos en el tramo final de la primera mitad. Los cántabros aprovecharon sus oportunidades con un jugador mas para igualar el partido e incluso consiguieron ponerse por delante en los últimos segundos 16-17.
La segunda mitad se inició con un jugador menos para los locales, lo que permitió a los santanderinos ponerse con dos goles de ventaja por primera vez en todo el partido. Una ventaja que supieron mantener en los primeros 10 minutos cuando un pequeño apagón en el Manuel Camba obligó a parar el partido durante veinte minutos hasta que se restableció la 
iluminación.
Tras el parón, una nueva exclusión local a Salinas y la diferencia de criterio en el otro lado de la cancha acabó por enfadar a un público que quería ser el jugador número 8 de los zamoranos.Los cántabros aprovecharon la superioridad para irse 22-25 en el ecuador de la segunda mitad. Un contraataque de Camino, cortado de forma antirreglamentaria por los visitantes, fue el inicio de un cambio que sólo frenaba un espectacular portero visitante que consiguió detener tres siete metros consecutivos y dos disparos de Camino al contragolpe.
Los locales, muy superiores en este tramo del partido, no eran capaces de reducir la diferencia cuando se entraba en los minutos finales del partido. La precipitación se adueñó de los hombres de Eduardo García Valiente que se encontraban con un muro en cada ataque y empezaron a dejar huecos en defensa. Los visitantes se fueron hasta los cuatro goles de ventaja (23-27).
Ernesto se convertía en el protagonista del encuentro parando todo lo que le llegaba a su portería mientras la diferencia seguía aumentando.
El equipo, desquiciado ya, vio que la victoria era imposible, pero siguió luchando hasta el final para dejarEntrando en el último minuto los zamoranos lograron ponerse a tres goles, pero un último error zamorano dejó el marcador 27-31 y el sueño de la Copa del Rey se esfumó.
