jueves. 28.03.2024

Herencia vital, en memoria de una segunda madre

Te fuiste discretamente en silencio, casi sin hacer ruido, juntando, uniendo, como tú sabías... sin más. Nos diste aquello que tenías en vida. Herencia en vida, que bonito y que enseñanza más tierna. 

Pero sé y sabemos que estabas cansada ...que ya me lo contabas hace tiempo, "morrongo estoy cansada son muchos años, y que hago yo aquí ya, todo tiene su tiempo y yo estoy cansada".

Una vez más ni le diste gasto y ni apenas que hacer a los que te queremos, ni siquiera a la seguridad social, y mira que le diste horas de tu vida limpiando escaleras, quirófanos y salas, lavando la ropa de todos los pacientes, en ese Hospital Virgen de la Concha.

Tan solo un ingreso en 98 años de vida de trabajo y de plenitud mental. En menos de 48 horas y ya ves sin hacer ruido, y con tu especial desparpajo y sentido del cariño nos has dejado una experiencia vital, que aunque echaremos de menos, honra a una persona llena de vida por muy viejita que fueras.
¿Pero, y qué será ahora de las famosas empanadillas, aquellas de las que solo unos pocos fuimos privilegiados comensales de ellas, o un simple huevo frito que en tu casa era un manjar, de todas las viandas y "cachicos" de chorizo o magadalenas o simples caramelos...ahora ya no tienen cocinera. Y que será de los libros de 400 páginas, de los crucigramas, de las novelas, de los botones de la tele con los que nunca te llevaste bien o de los Rosarios? Ahora que ya no estás espero que los que te echen de menos recuerden tus enseñanzas.
 Nos dejas fríos solos y ahora ya sin guía, la guía del consejo de vieja brujita, esos consejos que todos hemos ido a pedirte en cientos de ocasiones y que eran sabios y cargados de razón.
Te hiciste querer siempre, hiciste feliz a todos los que pusiste en tu camino de vida y eso seguro que allá arriba o por aquí, muchos de los que te hemos disfrutado, lo tenemos claro desde siempre. Diste tu juventud y mejores años a tu madre, a mi "abuelica" María, mi bisabuela a la que tuve el placer de conocer hace ya casi medio siglo, y ahora tras una entregada vida a los demás, nos dices hasta aquí, no más, que pedir...que decirte salvo gracias querida y ahora ya para siempre recordada TIA TERE.
Se han ido todos. Tus hermanos y hermanas ya hace tiempo y nos dejaron solos a todos y cada uno de los hijos, primos y familiares, pero tú aguantaste hasta que ya no podías más. Toda una proeza un regalo y ejemplo de vida dada, para y por los demás. Con los achaques de la mantica en la cintura, en el silencio de tu soledad, dándonos en vida, tu herencia vital y tus sabios consejos de madre, de hermana, de tía, de abuela, de amiga, eso que necesitábamos sin discusión, sin rebotes absurdos y siempre concienciando y conjuntando. Seguro que nunca te equivocaste al darlos, y así lo he comprobado con primos y sobrinos, porque dice el refrán que: " el que da todo lo que tiene no está obligado a dar más" y eso te resume. Seguro que ahora que estás con todos tus hermanos, con mi madrica Maruja, con mi abuelo Paco, con el bisabuelo José, con la bisabuela María y con todos tus hermanos y hermanas y nos veís desde allí, si, desde allí arriba porque es el sitio de los ángeles y tú eras el nuestro, seguirás cuidando de que todo sea como proponías en tu saber, sin alteraciones, en calma, sin ruido.

Vamos a seguir teniéndote y te vamos a recordar como tal. Tu morrongo que te quiere y te seguirá queriendo tenlo por seguro, él, este, yo he aprendido una lección de vida, de herencia vital que ya heredé también de tu hermana y abuela materna mi abuela María,  porque aunque tu cuerpo ya no está, nos llevamos parte de tu vida en todos nosotros y eso ya no nos lo quita nadie. 

Ojalá muchos sigamos tu ejemplo en la salud, en la enfermedad, en la honestidad, en el trabajo, y en el cariño, todos los días de nuestras vidas, gracias por enseñarme a vivir intentando hacer el bien. Si, esa Paz y bien que deseo tenga no solo tú sino todo el mundo.

Herencia vital, en memoria de una segunda madre
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