Te fuiste discretamente en silencio, casi sin hacer ruido, juntando, uniendo, como tú sabías... sin más. Nos diste aquello que tenías en vida. Herencia en vida, que bonito y que enseñanza más tierna.
Pero sé y sabemos que estabas cansada ...que ya me lo contabas hace tiempo, "morrongo estoy cansada son muchos años, y que hago yo aquí ya, todo tiene su tiempo y yo estoy cansada".
Una vez más ni le diste gasto y ni apenas que hacer a los que te queremos, ni siquiera a la seguridad social, y mira que le diste horas de tu vida limpiando escaleras, quirófanos y salas, lavando la ropa de todos los pacientes, en ese Hospital Virgen de la Concha.
Tan solo un ingreso en 98 años de vida de trabajo y de plenitud mental. En menos de 48 horas y ya ves sin hacer ruido, y con tu especial desparpajo y sentido del cariño nos has dejado una experiencia vital, que aunque echaremos de menos, honra a una persona llena de vida por muy viejita que fueras.
¿Pero, y qué será ahora de las famosas empanadillas, aquellas de las que solo unos pocos fuimos privilegiados comensales de ellas, o un simple huevo frito que en tu casa era un manjar, de todas las viandas y "cachicos" de chorizo o magadalenas o simples caramelos...ahora ya no tienen cocinera. Y que será de los libros de 400 páginas, de los crucigramas, de las novelas, de los botones de la tele con los que nunca te llevaste bien o de los Rosarios? Ahora que ya no estás espero que los que te echen de menos recuerden tus enseñanzas.
Nos dejas fríos solos y ahora ya sin guía, la guía del consejo de vieja brujita, esos consejos que todos hemos ido a pedirte en cientos de ocasiones y que eran sabios y cargados de razón.
Te hiciste querer siempre, hiciste feliz a todos los que pusiste en tu camino de vida y eso seguro que allá arriba o por aquí, muchos de los que te hemos disfrutado, lo tenemos claro desde siempre. Diste tu juventud y mejores años a tu madre, a mi "abuelica" María, mi bisabuela a la que tuve el placer de conocer hace ya casi medio siglo, y ahora tras una entregada vida a los demás, nos dices hasta aquí, no más, que pedir...que decirte salvo gracias querida y ahora ya para siempre recordada TIA TERE.
Se han ido todos. Tus hermanos y hermanas ya hace tiempo y nos dejaron solos a todos y cada uno de los hijos, primos y familiares, pero tú aguantaste hasta que ya no podías más. Toda una proeza un regalo y ejemplo de vida dada, para y por los demás. Con los achaques de la mantica en la cintura, en el silencio de tu soledad, dándonos en vida, tu herencia vital y tus sabios consejos de madre, de hermana, de tía, de abuela, de amiga, eso que necesitábamos sin discusión, sin rebotes absurdos y siempre concienciando y conjuntando. Seguro que nunca te equivocaste al darlos, y así lo he comprobado con primos y sobrinos, porque dice el refrán que: " el que da todo lo que tiene no está obligado a dar más" y eso te resume. Seguro que ahora que estás con todos tus hermanos, con mi madrica Maruja, con mi abuelo Paco, con el bisabuelo José, con la bisabuela María y con todos tus hermanos y hermanas y nos veís desde allí, si, desde allí arriba porque es el sitio de los ángeles y tú eras el nuestro, seguirás cuidando de que todo sea como proponías en tu saber, sin alteraciones, en calma, sin ruido.
Vamos a seguir teniéndote y te vamos a recordar como tal. Tu morrongo que te quiere y te seguirá queriendo tenlo por seguro, él, este, yo he aprendido una lección de vida, de herencia vital que ya heredé también de tu hermana y abuela materna mi abuela María, porque aunque tu cuerpo ya no está, nos llevamos parte de tu vida en todos nosotros y eso ya no nos lo quita nadie.
Ojalá muchos sigamos tu ejemplo en la salud, en la enfermedad, en la honestidad, en el trabajo, y en el cariño, todos los días de nuestras vidas, gracias por enseñarme a vivir intentando hacer el bien. Si, esa Paz y bien que deseo tenga no solo tú sino todo el mundo.