viernes. 19.04.2024

El monstruo que fue a verla tenía nombre y apellidos

El monstruo que fue a verla tenía nombre y apellidos y también se llamaba cáncer, pero era humano. El monstruo que fue a verla se la llevó para siempre y ojalá no exitieran "personas" o seres como él.

Se la llevó, y me da igual cualquiera de los dos hermanos que fueran, su asesino fue uno de esos monstruos que la vieron, y que no supieron que la vida es algo grande y esencial que nos dan las madres y que es sagrada.
Años de cárcel, familias desestructuradas, y quizá enajenamiento mental o una locura transitoria, pero no, esto es un asesinato premeditado de un psicópata, de un asesino que no merece estar entre las personas.

Realmente ya ha llegado a un momento en mi vida en el que me es indiferente el qué dirán, y también lo que piensen de mi radicalidad en este caso. Porque siempre fui tolerante, defensor de los débiles y de las personas con problemas, también negociador, pacifista y muy feminista ahora que tanto se lleva el término. Pero esto me ha podido al igual que a millones de españoles, personas que lo piensan pero no lo exteriorizan o ya si.
Durante esta semana me he sentido más padre, que nunca, que lo soy, y muy, pero muy dentro, he pensado en Laura y en Leti, en su sufrimiento, en el de su padre, en su madre, en sus novios a los que conozco personalmente y en mis hijas.
Anoche no pegué ojo pensando en que lo que le pasó a Laura o a Leti, y lo que le podría haber pasado a una de mis niñas o a las dos, (mis niñas tienen 21 años y conocían a Leti y a Laura). También pensé en otras muchas chicas que se buscan la vida fuera de esta provincia donde las oportunidades brillan por su ausencia.

Qué fatalidad, que aberración y que dos muertes tan desgraciadas y seguidas en nuestra Zamora, una provincia en la que nunca parece que pase nada, a parte de la despoblación y falta de oportunidades. Pero encima tenemos esto, nos matan a las que son nuestras amigas, hermanas, hijas, novias... mujeres. Ellas que quizá, hubieran sido madres de gemelos, o no.

Pero al fondo de la cuestión y de la reflexión tras el paso de los días me hacen llegar a este pensamiento que quiero compartir:

Qué tipo de bastardo cruel como lo fue el psicópata que le quitó la vida y le hizo lo que le hizo a Leti, o vaya usted a saber que le hizo este energúmeno a Laura, que arquetipo de espécimen (no me sale el apelativo...iba a ser burrada con perdón de las madres pollinas) puede vivir entre personas...¿qué le pasa a nuestra sociedad?

Está claro que ni la prisión permanente revisable, ni la cadena perpetua, ni los trabajos forzados, podrán devolver nada a la familia de Laura o al amigo Teofi, o a la de Leti y a su novio David. Pero crean que la doctrina gitana, esa del que "quien la hace que la pague", esta vez si que tendría que ser la máxima.

Y el pago no soy yo quien tiene que juzgarlo, pero el monstruo que fue a verla podría tener una muerte como la que todos imaginan interiormente, porque en lo más profundo de cada uno el sufrimiento de estas familias tiene que ser compensado y no puede quedar impune.

Por sus muertos, por nuestras hijas, novias, hermanas, madres y abuelas, por ellas, por sus madres y por los hijos que ya nunca podrán tener, por todo ello y a sabiendas de que podría volver a salir y reincidir, este ser, merece la muerte, lo pensemos todos o no. Quizá este sea el momento de ser sincero, y para mi uno crucial, antes y por respeto a sus memorias quizá me hubiera cegado y hubiese sido incluso más duro, eso fue en el primer momento, pero ya me da igual es lo que siento.

Lo pienso y lo siento así, este hombre por llamarlo de alguna manera no merece la existencia. Y me dan igual lo que piensen o dictamen instituciones, dioses, jueces, cristianos o mahometanos, budistas o pastores evangélicos. Este ser después de lo visto es un monstruo, y ojalá que nunca más vuelva a ver a nadie, que se muera, porque nadie lo echará de menos, seguro que ni siquiera su madre que ya no está entre los vivos, renegaría seguramente de él, como ya ha hecho su padre y su hermana. Energúmenos así sobran en la sociedad y con mis impuestos ni el pan que como ser humano, puesto que ni es un ser, ni es humano, es un monstruo.

El monstruo que fue a verla tenía nombre y apellidos
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