jueves. 28.03.2024

A mano izquierda según se va al cielo

..."Y si de verdad existe ese cielo para todos los hombres y mujeres buenos, espéranos a mano izquierda según se llega..."

Febrero viene jodido. Jodido y salvaje. Jodido y frío. Crecido como las aguas del río, que se llevan todo a su paso sin reparar siquiera en la vida que dejan atrás, en la vida que arrasan sin pedir permiso. Jodido y triste, como los días sin sol y sin aliento; febrero de soledades y lluvias, deshielos. Frío. Febrero asestando golpes por la espalda, cerrando puertas y sonrisas, anegando en lágrimas tanta vida, tantas cosas.

A mano izquierda según se va al cielo estará Juani de camino. Con el puño en alto y el corazón en alto, tan grande, tan libre, tan de verdad. Construyendo, desde el barrio obrero al paraíso de la gente buena, de la gente justa, a ese infinito sin siglas ni banderas, a mano izquierda, si en la izquierda late el corazón. Con la sonrisa peremne y la voz de terciopelo, los labios llenos de besos, los brazos dispuestos para el abrazo, la palabra, la caricia, tanta dulzura.

Con su presencia frágil y su figura pequeña de gran heroína del día a día; de esos héroes sin ficción que no se ajustan en trajes siderales ni salen en los comics; héroes de carne y hueso que pasan a nuestro lado y se mezclan entre nosotros y sostienen su lucha contra la muerte vestidos de calle con el dolor en vena y la sonrisa en el rostro, el amor en los ojos y por los poros. Tanto nos querías. Tanto te queremos.

A mano izquierda según se va al cielo, despacito, sin prisa, como en aquel primer paseo después de la primera quimio para ver al Cristico de Valderrey, tu cristico, el que duerme sin dolor en la Cruz. Tan tuyo que ni siquiera entraste en la ermita cerrada; te sentaste cerca y tocaste la pared y la piedra para darle gracias por la vida, para que supiese de tu mano siempre abierta. Y así te pienso, sin hacer ruido en las cosas de puertas adentro, tan valiente siempre, tan coherente, tan sin guardarte nada.

Despacito, con pasito corto, como aquella tarde tras el Nazareno de San Frontis, el Jesús guapo de la orilla izquierda, con tu pañuelito en la cabeza, ya sin pelo, y los ojos bajos, cuando hasta parpadear era un triunfo y tu luz encendía la noche y la santificaba más que todos los cirios del mundo, así, hacia adentro, en pie, tan digna, sobre el agua, por la senda del Jesús que anduvo en la mar sin cruces ni ataduras, haciendo camino entre los hombres.

Y si el cielo en verdad existe, ese cielo de todos los hombres y mujeres buenos, espéranos a mano izquierda según se llega y dános un abrazo de esos que curan, de esos que confortan. Brindaremos un día a orillas del Duero o junto a las cepas de Toro por tu testimonio, por tu lucha, por tu fuerza, por la alegría, por la suerte de haberte compartido, por quererte tanto y hacernos sentir a todos tan queridos. Puño en alto, corazón en alto, a mano izquierda del mundo, según se va al cielo, más allá de la vida.

Un beso desde esta tierra zamorana que tanto has amado, querida Juani. Gracias por tu inmensa lección de amor, de vida y de esperanza.

(A la memoria de Juani Fernández Loro, que se nos ha ido esta mañana, en este febrero loco y crecido. Os abrazo, Tomás, Héctor y Violeta)

 

A mano izquierda según se va al cielo
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