"Pero qué os pasa con la Semana Santa de Zamora? me preguntan, casi petándome el móvil, amigos de toda España, con comentarios que van de lo jocoso a lo escandalizado.
Y a mí, periodista, zamorana, cofrade, me dan ganas de llorar de pena y de vergüenza porque las imágenes y los hechos que han trascendido de la asamblea de ayer de Jesús Nazareno ni son santos, ni son cofradía, ni son de hermanos, ni son siquiera los preparativos de la Semana Santa que amamos quienes la vivimos más allá de las procesiones; quienes sentimos la grandeza de conmemorar en la calle la Pasión y la Resurrección de Cristo.
Es curioso que hace unos días, cuando Antena3 se hacía eco nacional del Congreso de Cofradías, no rularon por las redes y los teléfonos los vídeos. Es más; algunos zamoranos, muchos, ni se enteraron de que fuimos noticia en las horas de máxima audiencia en todo el país.
En treinta años de ejercicio, treinta años informando de cuanto acontece en la Semana Santa de Zamora- jamás he vivido algo tan triste (triste sí; triste para quienes queremos a Zamora; triste para quien la Cofradía de Jesús Nazareno es uno de los pilares, uno de los amores de mi vida) ni tan vergonzoso como el episodio de ayer y su posterior difusión.
Triste, porque en cualquier reunión, sea la que sea, y más en una cofradía, jamás se debe llegar a las manos, a esas enganchadas más propias de panda callejera que de hermanos de paso. Y vergonzoso, porque episodios que antes se dirimían de puertas adentro se han convertido en los últimos años, siguiendo el ejemplo instaurado por cierta prensa, en noticia. Un modelo de periodismo que ni comparto ni ejerzo (con la de cosas, ritos, vivencias y emociones hermosas que encierra la Semana Santa por contar), que tanto daño ha echo a la hora de sacudir las alfombras y esparcir la mierda. Maldita la hora de quien empezó a hacer de las asambleas espectáculo y de quienes lo permitieron para vender diez periódicos más. No todo vale.
Si la gente no se enteró de que el Congreso de Cofradías había salido en Antena3 es porque no había morbo ni carnaza, a pesar de que esas imágenes prestigiaban y promocionaban a Zamora y a sus gentes. "Lo de ayer" era la comidilla del domingo en los círculos semanasanteros.
No hacía falta que transcendiera para no ser de por sí vergonzoso y grave. Para completar el cuadro, además, hay vídeos de "lo de ayer". Vídeos de una asamblea privada donde está prohibido grabar según la ley de protección de datos. Vídeos que demuestran que son los propios cofrades los que no quieren ni a esta tierra ni a su cofradía ni a su Semana Santa, porque esos vídeos de la vergüenza jamás debieron ver la luz, ni por los protagonistas de tan lamentables hechos ni por quien los grabó y se los ha hecho llegar a miles de personas, ayer por WhatsApp, hoy en televisión. Flaco favor hace a cofradía, flaco favor a quienes trabajan desinteresadamente por la Semana Santa; flaco favor a nuestras gentes, amables y hospitalarias, quien ha hecho público un vídeo tan lamentable.
Y no se trata de matar al mensajero, no. Evidentemente la culpa de "lo de ayer" no la tiene la prensa. Pero hace unos años las cofradías dirimían sus asuntos en privado, como las comunidades de vecinos, y los periodistas teníamos otros baremos, otros valores a la hora de informar. Maldita la hora en que el morbo se convirtió en negocio.
Episodios como "lo de ayer" no deberían de tener jamás cabida en ninguna asamblea, ni de Semana Santa ni de nada, por educación, por respeto, por civismo. Si a ello le unimos que somos hermanos, que somos Iglesia, que nos une un credo, una pasión, no encuentro palabras para calificar lo ocurrido.
Zamora ha salido en la tele, sí. Pero esa no es mi Zamora, mi ciudad bonita, mi tierra; esa no es la Semana Santa que mamé desde niña, ni mi gente; ni esa es la forma de querer como yo quiero a nuestra cofradía de Jesús Nazareno, que está por encima de todos nosotros, que pasaremos, mientras la Zamora continuará sacando a la calle sus procesiones sin nosotros, por los siglos de los siglos
Los motivos de la trifulca ni los sé ni quiero saberlos; yo tengo mis propias conclusiones. Pero ninguno, ninguno justifica que Zamora se convierta en noticia por una bronca entre hermanos que jamás, jamás, debería haberse producido ni filmado. Que hacen cada día menos santa nuestra santa semana y más pobre el amor, la caridad y la verdad de lo que celebramos.
Pueblo mío, qué te estamos haciendo?