jueves. 18.04.2024

De aquellos barros estos lodos, lo que pasa cuando se olvida la "O" de Obrero de nuevo

Sin paños calientes, el PSOE de Zamora se volvió a destrozar así mismo por el ego de su líder, una situación que en ya demasiadas ocasiones ha dado con la historia del partido en la capital rompiendo la hegemonía de la provincia, todo un clásico.

Desde la juventud el espíritu de lucha y el haber vivido en una familia muy centrada en la derecha con mucho que ver con lo militar y con un "no de raíz porque lo digo yo", hizo que la rebeldía de los años jóvenes centraran mucho de lo que había que reivindicar y mucho por lo que luchar en relación a las libertades, tanto en la ciudad, en el estudio, en el país como en casa.
Y así fue desde el inicio, tomar por disyuntiva la rebeldía propia de la juventud, con la coordinadora de estudiantes, como delegado en clase, y como luchador de las causas perdidas al igual hacía mi compañero ya fallecido Patricio fue el sino de la utopía de los ideales.
La revolución y compromiso con una identidad política que te ayuda a fraguar tu madurez que hoy en día se rompe en cada paso, en cada decisión y en cada movimiento interno, ya no solo en los partidos de la izquierda, sino de todos los demás donde he visto que el sillón, el puesto y sino lo consigo, la venganza es lo que prima. No hay otro convencimiento, esto es lo que hay, y no hay cambios ni flores, ni rosas, ni gaviotas, ni morados, ni azules, ni rojos que se precien, lo malo es ser ruin y pendenciero ese hábito no hace al monje pero lo corona.
Y sí, en mi joven militancia que ya olvidé por aquello de ser coherente con las ideas que ya no eran tales, he visto pasar por delante un sindicato que tenía ni se los contratos basura cuando se defendía dentro la integridad y la lucha obrera, vi destrozar en varias ocasiones a un PSOE en el que mandaba la izquierda burguesa, esa que se esconde tras sillones y comodidades propias de derechistas acérrimos. También vi pasar a gente coherente, como un tal Manuel Fuentes, una tal Pilar de la Higuera, un tal José Luis Gómez y un tal con "T" de Tomás del Bien este último amigo personal más allá de ideologías y de colores, y todo sigue igual, vendetas de Sanchistas a Susanistas y vuelta a empezar.
Y ahora mucho más convencido tras los últimos sucesos que han acrecentado la incoherencia de la izquierda y la falta de democracia en el llamado "aparato" que para mí no es más que la lucha cainita a codazos y navajazos traperos de la falta de identidad e incoherencia de cuatro que se creen dioses cuando se murieron en la primera puesta de largo por jugar sucio.
Por ello las personas están por encima de ideologías, se diga lo que se diga y para vestirse por los pies hace falta muchas veces coraje.

Los partidos pierden coherencia y las luchas de clase siempre se rompen por el hilo más corto, que no por el que se cree más débil (echar pulsos y más en estos momentos no siempre sale bien).

Hoy siento pena de mi provincia, porque somos raros, y no por tener un alcalde comunista que le ha puesto las pilas a su IU nacional y que se mantiene en un halo de coherencia, sino porque eso raro en un político y a todas luces sorprende y apena que jueguen con nuestra identidad, también siento pena por un PSOE al que se le han visto las vergüenzas demasiadas veces como para no dejarlo ya de una vez, dense cuenta que ya se les han visto las maneras y no son las adecuadas ni por asomo.
Y eso de llamar a filas y de lavar los trapos sucios en casa, es de nota, aquí todo trasciende, se habla de transparencia si, pero ya ven, el mar que está lleno de plásticos de mierda con la que ensuciamos vidas y futuros que ya no volverán a ser lo mismo.
Esto es de hacérselo mirar y de buscar claves en la identidad ideológica.

El "señorito" en la derecha, el "burguesito" en la izquierda han de pagar su ninguneo y sobre todo quitarse del medio cuando no se sienten las siglas, y cuando apelativos como el de obrero que según la RAE es: la persona que obra (que hace algo) y no la que azuza el destrozo y devuelve vendetta por no saber que el hábito no hace al monje, sino el trabajo del día a día y no las apariencias.

De aquellos barros estos lodos, lo que pasa cuando se olvida la "O" de Obrero de nuevo
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