miércoles. 24.04.2024

Los muertos no tienen derechos

Presos de Eta con decenas de víctimas a sus espaldas podrán salir a la calle

El muerto al hoyo y el vivo al bollo. En España, por una decisión del Tribunal de Estrasburgo, los muertos no tienen  derechos. Ni las mujeres violadas, ni las niñas asesinadas por dementes salidos. Un tribunal internacional ha derribado de un plumazo la Doctrina Parot, la única garantía legal de que los asesinos o personas que han cometido hechos especialmente graves den con sus huesos en la cárcel.

Podrán llamarme retrógrada, o intolerante, o incendiaria, o como les plazca. Me da igual. Yo sólo sé que el primer derecho, el más humano, es la vida. Y que los asesinos de Eta llevan más de mil muertos a sus espaldas y miles de víctimas que conviven cada día con el trauma de haberles sobrevivido.

Pienso en los nuestros, sí: en los guardias civiles que salieron del pueblo ilusionados con un destino y regresaron al terruño con los pies por delante; en los concejales que se asentaron lejos y creyeron que la democracia era una garantía de vida que a la postre les llevó a la muerte. En el capitán Aliste, que perdió sus piernas un mal día. En los policías que viven bajo la ley del terror. En los extorsionados. En ellos. En los nuestros, en los de toda España. Todos son nuestros. Podemos ser nosotros mañana.

Los muertos no tienen derechos. Ni los vivos. Pienso en nosotros, en nuestro derecho a vivir en paz porque somos hijos y nietos de aquellos españoles que se batieron en una guerra fratricida que hizo polvo al país, que destrozó la vida y el bienestar de millones de españoles. Pienso en los que se pasaron su vida alzando la voz por la libertad, por la vida, por la democracia, derribando muros, rompiendo cadenas.

Los muertos, nuestros muertos no tienen derechos. No tienen siquiera el derecho más humano: la vida.

Por decirlo en cristiano y sin anestesia: Mal, señorías, para quienes obligan a sinsentidos como el que acaba de dictar el Tribunal de Estrasburgo, aunque sea cumpliendo una ley que ampara a ciudadanos que reniegan de ser ciudadanos españoles. Mierda para los políticos pusilánimes que nos gobiernan si acatan la puesta en libertad de semejantes alimañas y para unas leyes blandas que permiten hacerlo. Mierda para quienes celebran en las calles, amparándose en unos derechos que llevan vulnerando años, la salida a la calle de unos asesinos.

Solidaridad y respeto para las víctimas. Mano dura con los pistoleros. Y todo nuestro cariño para quienes día a día intentan superar las heridas que dejaron en sus cuerpos y en sus almas estas malas bestias.

Los muertos no tienen derechos
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