jueves. 18.04.2024

Desde el sindicato CNT de Zamora, dentro de la campaña de difusión para denunciar las condiciones laborales en hostelería, tratan de visibilizar uno de los sectores que más sufre estos abusos, las camareras de piso. Un sector fuertemente feminizado y precarizado donde las condiciones de trabajo empeoran cada año pese al auge del turismo. Por eso, se han reunido con Almudena, una 'kelly', que relata de primera mano los abusos que soportan diariamente.

Almudena P.R. tiene 60 años y es natural de Zamora. Viuda, con hijos que ya trabajan por su cuenta, vive y trabaja en Zamora, aunque hace las temporadas de verano en Tossa de Mar, Gerona. Catorce temporadas como camarera de piso proporcionan a Almudena gran conocimiento del funcionamiento del sector. Explica que ella, personalmente, se considera una privilegiada porque los nuevos abusos laborales, no le afectan debido a su antigüedad, aunque sí le han afectado ciertos aspectos concretos. Como ella es de las que no se callan y reivindican sus derechos, se unió al movimiento de 'Las Kellys', las que limpian.

Cuando comenzó a trabajar, el hotel les suministraba la comida. Hoy en día, no les procuran nada más que el sueldo. "Incluso tememos que parar para beber agua, debido a que las cámaras de seguridad son a la vez de vigilancia y controlan nuestro trabajo", explica. Las Kellys se presentan oficialmente en octubre del 2016, aunque antes surgieron como grupo de Facebook donde ponían en común su malestar por sus condiciones laborales.

Tras leer el libro de Ernest Cañada "Las que limpian los hoteles: historia oculta de precariedad laboral" publicado 2015 por la Editorial Icaria y al ver que algunos sindicatos se querían aprovechar del movimiento, se organizaron en Asociación Autónoma, que apuesta por la autogestión. Poco a poco, han ido surgiendo grupos territoriales en Barcelona, Benidorm, Cádiz, Fuerteventura, La Rioja, Lanzarote, Madrid y Mallorca, hasta el momento y cada uno cuenta con una portavoz. 

Almudena forma parte del grupo virtual desde hace dos años. No cobran cuota. Cuentan con una presidenta por el formalismo, Myriam Barros, que pertenece a Las Kellys Lanzarote. Sus reivindicaciones han llegado al Parlamento Europeo. Exigen mejoras laborales, como el reconocimiento de la categoría laboral que les corresponde, ya que muchas están contratadas como limpiadoras y no como camareras de piso. También la equiparación del sueldo con el beneficio hosterero, porque los precios de los hoteles suben cada año, pero no su salario.

Reclaman dietas, transportes y pagas extraordinarias y demandan la jubilación anticipada, conforme a los años cotizados ya que arrastran tantos problemas de salud que pocas llegan a la edad de jubilación. Insisten en la prohibición de la externalización, defendiendo que sea el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) quien gestione la bolsa de empleo.

Otra de sus demandas más conocidas es el reconocimiento de enfermedades, patologías y lesiones derivadas del trabajo, como las musco-esqueléticas, acarreadas por el esfuerzo físico; las respiratorias, por la inhalación de productos químicos y la depresión y la ansiedad derivadas de la presión y el estrés, etc.

La entrevistada relata que en el hotel donde trabaja, cambiaron de fabricante de los productos de limpieza a otro que tenía ingredientes naturales y que probablemente, eran más barato, y comenzó a sufrir problemas respiratorios, por lo que exigió los EPIs (Equipos de Protección Individual) destinados a este fin, los cuales son de obligado suministro por parte de la empresa. Le proporcionaron una mascarilla básica anti polvo para cumplir con el mínimo que exige la ley. Ella tuvo que costearse una con filtro de carbono de su bolsillo. La empresa nunca les ha impartido formación sobre los productos químicos que utilizan.

En cuanto a las horas que se suele trabajar como camarera de piso, Almudena expone que la jornada habitual es de 8 horas, pero "el problema no está en las horas sino en las habitaciones a realizar por hora", explica. Se ven obligadas a limpiar las habitaciones en aproximadamente 15 minutos cada una, independientemente de las camas que tengan. "Desde que se implanto la excusa de la crisis, cada vez nos exigen mayor número en el mismo tiempo", añade.

La situación ha ido empeorando. Almudena recuerda que hace algunos años, en Gerona, junto a una compañera, hacían al día entre 34 y 36 habitaciones con 2 o 4 camas. Hoy en día les exigen 46 habitaciones, independientemente del número de camas con las que cuenten. La misma carga de trabajo pero menos personal contratado. Además, ellas mismas son las que se encargan de la limpieza de las zonas comunes del hotel.

Otra de las cuestionesa a abordar es el bajo nivel salarial de las trabajadoras. ¿Cuánto se cobra? Ella recuerda que debido a su antigüedad en el puesto, su sueldo ronda los 1.000 euros, pero el salario de las nuevas trabajadoras que se incorporan al sector es de entre 500 y 600 euros por 8 horas.

En lo referente al tipo de contrato, comenta que tiene un contrato fijo-discontinuo, a 40 horas, con 2 días de descanso, días rojos (que se cobra más) y pagas extraordinarias, pero ella sabe que su situación es excepcional. Lo normal hoy en día es que el hotel pague a una empresa para contratar a las trabajadoras, es decir externalice el servicio. Estas empresas pagan a las trabajadoras menos del salario mínimo interprofesional, sin ningún plus, ni complemento salarial, ni dietas, ni transporte, ni pagas extraordinarias y a los dos años, que es cuando deberían pasar a ser fijas, las despiden'.

La importancia de la solidaridad entre trabajadoras es clave y para ello es crucial identificar a las empresas en las que son habituales estas prácticas. Almudena comenta cómo se puede identificar este tipo de hoteles. "Hoy en día casi todos los hoteles realizan prácticas abusivas", como anécdota expone el caso de un hotel en Picos de Europa en el que ella y otra compañera duraron solo un mes. Les hacían trabajar en otros puestos que no figuraban en su contrato. Pero el trato que daban a trabajadoras extranjeras les resulto inhumano, pagándoles 300 euros por el mismo trabajo por el que ellas cobraban 1.000.

A una de ellas, la despidieron en plena noche, a las 2 de la madrugada y el hotel más cercano estaba a 4 kilómetros. Y que en el caso contrario si una chica quería irse, no la dejaban, se las ingeniaban para retenerla.

Para concluir, Almudena explica que el tipo de turistas a los que los hoteles reciben actualmente no tiene nada que ver con el de hace años. "Es menos respetuoso con lo ajeno: destrozan habitaciones, ponen colchones en el suelo, platos de comida...". Y ellas son las que lo sufren y tienen el mismo tiempo para limpiar una habitación que este decente a una que este en condiciones inimaginables.

CNT añade que con las palabras de Almudena se pueden hacer a la idea de cómo el abuso de la patronal en el sector es, según el sindicato, cada vez más claro y pretenden visibilizar a estas trabajadoras que organizándose desde la base están luchando por unas condiciones de trabajo dignas.

Desde CNT apoyan la lucha de las Kellys en todas sus reivindicaciones y piden la solidaridad a todas y a todos los trabajadores de cualquier sector apoyando su lucha de todas las maneras posibles.

Las camareras de piso, lo que no se ve al abandonar las habitaciones de hotel