sábado. 20.04.2024

Químico investigador en la Universidad de Salamanca, el zamorano Álvaro Gacho Temprano responde en esta entrevista a muchas de las preguntas para las que los ciudadanos no encuentran respuesta en medio de una pandemia que se extiende a todo el Planeta y que parece no tener fin.

Tras licenciarse en la Universidad de Salamanca en Ciencias Químicas y realizar un máster en Diseño y Evaluación de Medicamentos, este exestudiante del Instituto María de Molina empezó en 2016 a elaborar su tesis doctoral sobre Fisiopatología y Farmacología centrada en el estudio de los cánceres hepáticos.

-¿Cómo he llegado el coronavirus hasta nosotros? ¿Se sostienen las teorías de que el virus salió de un laboratorio?

-Gana terreno la explicación de que es un virus que ha dado un salto genético de una especie a otra. Es algo habitual. Fue el caso del sida, que dio un salto del mono al hombre. Asegurar que ha salido de un laboratorio es una afirmación muy atrevida porque sería reconocer que se ha creado un virus para provocar una pandemia mundial. Hasta el momento no hay ningún informe científico que asegure que el coronavirus se ha creado en un laboratorio.

-¿Qué nos espera? ¿Cuánto tiempo tendremos que convivir con la COVID19?
-Existen varias posibilidades. Lo más normal es que el virus acabará mutando y se convertirá en una gripe normal. Eso quiere decir que todos los inviernos tendremos coronavirus y que tendremos que aprender a convivir con él.

-Se han tomado decenas de medidas, pero los contagios no remiten, al contrario, aumentan. ¿Qué hacemos mal?
-En la Edad Media, cuando se desató la peste negra, la gente no salía de casa, se encerraban y el contacto social era mínimo. Es necesaria más responsabilidad individual, sobre todo, entre los jóvenes De nada sirve estar dos meses en casa si cuando podemos salir se disparan las fiestas y los botellones. El incremento de contagios en Salamanca coincidió con la vuelta a clase en la Universidad, no digo que sea solo culpa de los estudiantes, si no, que los "reencuentros" deben hacerse con la precaución que necesitamos puesto que son los que más vida social y por ende, número de contagios pueden mantener. No tiene sentido que se deje salir a los ciudadanos en sus provincias o comunidades para que los contagios sean localizados. Se disminuye la posibilidad de que posibles contagiados se dispersen por otras zonas, pero se colapsan los servicios de emergencia de la zona confinada.

-Entonces, ¿El toque de queda puede ayudar a contener la pandemia?
-Limita el contacto social, pero afecta a un sector muy importante de la economía como es la hostelería. En mi opinión, el toque de queda a las 22 horas fue precipitado. Creo que el cierre a las 23 horas hubiera sido más correcto, sobre todo, porque a algunos alumnos zamoranos que estudian en Salamanca no les da tiempo a llegar a casa antes de las 22 horas de la noche. En una hora no se produce un nivel de contagios que nos pueda preocupar. Además, la hostelería recibiría un respiro, aunque sea solamente una hora.

-¿Cuándo habrá una vacuna, se dan muchos plazos y los ciudadanos ya no se creen nada?
-Es difícil establecer plazos. La normativa europea obliga a someter a las vacunas y a los posibles fármacos a pasar por muchos estudios antes de lanzar un fármaco al mercado. Está claro que en una situación de emergencia sanitaria como la que vivimos se acortan plazos, pero hay que tener en cuenta los efectos secundarios. Hay que ser muy cautos a la hora de sacar una vacuna o un fármaco en general. Nos puede pasar lo que ocurrió con la Talidomina, un fármaco que fue comercializado sin pasar los estudios pertinentes que hoy si son obligatorios. Dicho fármaco se administraba como calmante contra las naúseas durante el embarazo y acabó provocando como efecto secundario miles de casos de malformaciones congénitas. Se están filtrando informes de efectos secundarios de las vacunas que se están desarrollando contra el COVID-19 por lo que creo que antes de este año la vacuna no estará lista. De hecho, si sale una estas Navidades, yo sería reacio a ponérmela.

-¿Su tesis doctoral versa sobre Farmacología, algún medicamento habrá contra el coronavirus?
-Actualmente no existe ningún fármaco que neutralice un virus como el coronavirus. Se están empleando corticoesteroides como la dexametasona que palía la inflamación pulmonar, también se están realizando estudios con remdesivir que inhibe la proliferación del virus en el interior de las células, pero tampoco hace que seamos inmunes ni acaba con el virus.

-¿La genética predispone a contagiarse del virus?
-La genética afecta. Parece que los estudios que se están realizando, arrojan luz sobre este tema. Al parecer las personas 0+ tienen menos riesgo de padecer complicaciones causadas por la COVID-19. Esto no es nuevo, puesto que con otras enfermedades como con el cólera sucede lo mismo. También, y aunque habrá que esperar varios meses para tener todos los datos, parece que que las mujeres tienen un menor riesgo de tener efectos adversos y de necesitar de atención sanitaria si son positivas. Pero en ningún caso, aún no se ha demostrado que una determinada genética te haga inmune al virus.

-¿Qué explicación le encuentra a que España sea uno de los países más afectados de Europa?
-Creo que aún es pronto para buscar una causa y declarar culpables, pero es probable que una de las causas haya sido el turismo. Un sector muy importante en España es el turismo y no se podía dejar caer la economía, por lo que hemos intentado recuperar la caída económica con una inyección durante el verano y en una pandemia, el movimiento geográfico de personas empeora la situación. También tiene mucho que ver con nuestra forma de vivir, no dejamos de tener una vida muy "latina" y las relaciones sociales en el sur de Europa son mayores que el norte y por ello, hay más riesgo social. La apertura de colegios e institutos ha coincidido también con un crecimiento exponencial de contagios. En resumen, la globalización nos ha perjudicado. El ser humano siempre se ha enfrentado a pandemias, pero antes no había un mundo tan globalizado.

-¿Nos esperan más pandemias?
-Si. Puede que sea otro virus o una superbacteria. El mundo, y la biología, sigue evolucionando por lo que los microrganismos van a seguir adaptándose y haciéndose más fuertes, esto involucra que puede haber otros virus que realicen saltos entre especies o bacterias que se hagan inmunes a los tratamientos actuales.

-¿Y cómo podemos estar preparados?
-El coronavirus nos ha pillado con un sistema sanitario frágil. Hay que invertir en Sanidad y en potenciar la capacidad científica para generar fármacos con más rapidez. Se debería invertir para mantener este ritmo de investigación científica que ha impuesto la pandemia. Hay que dedicar al menos el 2% del PIB en Ciencia, proyecto que estamos reivindicando los científicos ahora mismo. Y, por supuesto, reforzar el sistema sanitario y la investigación científica que van inexorablemente unidos. Lo estamos experimentando, si la sanidad y la investigación son frágiles, el resto de sectores se van a ver afectados.

-Hay miedo a la llegada de la gripe, ¿puede complicar aún más las cosas?
-El miedo está bien fundado. Ya hay casos reportados de personas que padecen gripe y coronavirus, lo que no sabemos es si esto se puede estandarizar y darse de forma generalizada en toda la población. Lo que si podemos y debemos hacer es promover la campaña de vacunaciones para que no se confundan los síntomas y hay que recordar que la gripe también puede colapsar hospitales.

-¿Volveremos a vivir como antes, a lo que llaman "normalidad"?
-Por el momento es un no. Tendremos que convivir con este virus, pero perderá capacidad infectiva. Es difícil predecir lo que va a pasar porque puede que en 2022 aún no tengamos un plan de choque para poder disfrutar como antes. Lo superaremos con el tiempo, pero no será a corto plazo y si no desarrollamos un sistema sanitario que pueda absorber posibles rebrotes, no podremos recobrar una normalidad como la de 2019.

 

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