Los andaluces solicitan por escrito el toque de queda a las 20:00 horas. La dinámica de petición de esta medida de los gobiernos autonómicos del PP parece ser otra de las estrategias para forzar a Sánchez a ordenar un nuevo confinamiento. El juego del pío, pío, está servido.
"Hemos solicitado por escrito al Gobierno de España que se nos permita adelantar el toque de queda a las 20:00 h en #Andalucía y que podamos decretar el confinamiento domiciliario donde nuestros expertos consideren necesario. Esperamos una respuesta afirmativa urgente". Así lo hacía saber el presidente de la Junta de Andalucía en sus redes sociales hace escasos minutos.
Al menos los andaluces piden por escrito al Gobierno la medida aunque también exigen una respuesta positiva del ejecutivo que como de todos es sabido tendría que o bien alterar el decreto o bien tomar la disyuntiva de ejercer un toque de queda que no se va a dar por el coste político que podría tener de cara a las siguientes elecciones.
En CyL se aboga directamente por una interpretación del ocaso y el amanecer que ha generado duda desde el inicio y que ha tenido contestación inmediata del Gobierno, al que parece ser no se ha solicitado nada por escrito sino que la opción de tomar los máximos permitidos, bajo eso si una interpretación subjetiva y alegórica puede llevar a que sea el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León el que tenga que decidir sobre derechos y libertades en tiempo y forma, en estado de alarma y con una pandemia y una situación que no da lugar a muchos juegos de "tronos" y luchas de poder entre poderes ejecutivos autonómicos y centrales, los ciudadanos están ya hartos de desmarques y de dudas.
La petición de más competencias y el uso del decreto actual es el que ahora desde las comunidades regidas por el PP se quiere llevar a un huerto que parece no cumplir con la suma de derechos y libertades de los españoles. El confinamiento perimetral y el toque de queda a las 20:00 horas que tendrá que entrar en vigor una vez publicado en el BOCYL lleva al desconcierto a todos los sectores de la sociedad que hartos de "dimes y diretes" exigen una solución definitiva, incluso un confinamiento rápido y concreto si es necesario, y dejar de elucubrar con leyes y puestas de largo de presidentes y partidos, de consejeros y equipos jurídicos que harán suya la máxima según les ordenen sus gobernantes.
La separación del poder político y legislativo volverá a poner de manifiesto que la lucha por la vida es lo importante pero también dentro del marco constitucional. Las cosas siguen sin estar claras y el desconcierto parece ser el que alimenta aún más la carga contra la política que no pone freno a una pandemia que se acrecenta y que en esta tercera ola se empina una curva que es más una montaña que veremos como se escala.
