jueves. 28.03.2024
María Diez Manzano

Otra zancada más, otra pedalada más, otro golpe de remos más.

Cualquiera de estas expresiones puede salir de la boca de María Diez Manzano.

Esta zamorana del 79, la mayor de tres hermanas, siempre llevó el deporte en la sangre. Los deportes individuales más que los de equipo, el correr más rápido, más lejos y más fuerte. Comenzó su andadura en los juegos escolares, cuando con 14 años decidió que su sueño sería siempre el atletismo, junto con sus hermanas, Marta y Emma.

Del campo a través a la pista y de la pista a las carreras populares y las pruebas de montaña.

La temporada comenzaba en noviembre y compatibilizaba el campo a través y la pista, los 800 y los 1.500. María Diez Manzano

Con 18 años comenzaron las lesiones en su rodilla, se le salió la rotula y le dijeron que se olvidara de correr. Un gran consejo para alguien que no podía estarse quieta. En el atletismo lo más importante es la continuidad y su condromalacia le alejaba de la competición. Entrenaba 6 días por semana con el entonces C.D. Vino de Toro, hasta que decidió dejar la competición con 26 años y dedicarse al “deporte salud” como ella misma lo denomina. Bicicleta de montaña, alpinismo y piragua.

Pero ella seguía preparándose para los campeonatos regionales de cros con su club, más que nada por esa deuda moral que tenía contraída con el club que tantos ánimos le había dado durante estos años. Pasaron un par de años sin competir.

Un día del año 2007, fue a ver a su hermana Marta que participaba en la Media Maratón de Valladolid, el ambiente le María Diez Manzanoatrajo de nuevo y decidió correr sin dorsal, por probar, por matar ese gusanillo que todavía tenía dentro. ¡Y corrió y bajó de 1’30’’ sin entrenar y sin que le dolieran las rodillas! Fue una de las sensaciones más bonitas que recuerda. Darse cuenta de que podía volver a competir, aunque sin entrenar específicamente. Pero saber que podía volver a correr le daba alas…

Y de esa manera fue como empezó a juntarse con un grupo de amigos y fundaron el Club Correcaminos del Duero. Amigos corriendo bajo una misma camiseta con el único fin de disfrutar de lo que más les gustaba y les unía: devorar kilómetros con unas zapatillas en los pies.

Su primera carrera de montaña fue la de Sanabria, en el 2008, organizada por la Agrupación Montañera Zamorana. Allí fue donde nos conocimos. Con su compañero Jesús Vicente “Super”, se presentaron en el refugio preguntando por los horarios de la carrera. Ellos venían con la idea de hacerla caminando, en la modalidad de Andarines, pero no tenían ganas de madrugar y los Andarines salían una hora y media antes que los corredores, así que me dijeron que los apuntara en la modalidad de Carrera. Todo por no madrugar!

Y comenzaron a correr. María que como ella dice: “llevo las bajadas de montaña fatal” pero como yo le digo: “subiendo es mejor echarte un galgo” salió con el pelotón con mucho cuidado, preocupada por sus rodillas, pero como siempre sonriendo.

Recuerdo dejarla atrás en la bajada de la Senda de los Monjes…, y también recuerdo ver su estela (no me dio tiempo a ver más) en la subida al Pico del Fraile. Recuerdo como subíamos caminando, con las manos en las rodillas para superar el desnivel y ella, María, subía “flotando” y dándonos ánimos a los que nos íbamos quedando atrás. “joer con María, pensaba yo, y esta es la chica que quería hacer la carrera andando…”

Terminó 1ª de su categoría y 1ª absoluta de féminas y “Super” 3º de la general. Y así fue como conocieron el ambiente de las carreras de montaña y así fue como nos conocimos y como nació una gran amistad entre nosotros y entre ella y la montaña.

Comenzaron a salir más con la gente de la Agrupación Montañera Zamorana. Realizábamos las “pretemporadas” en el refugio de San Martín. “Los veranos temáticos”. ¡Qué recuerdos! Super, María, Susi y yo. Nos levantábamos prontito, cogíamos las bicis y subíamos a la Laguna de Peces. Al llegar al refugio, preparábamos el desayuno en la terraza. ¡Pantagruelico!: Zumo de naranja, kiwi, café con leche, tostadas, huevos revueltos…

María Diez ManzanoMientras, preparábamos el itinerario. Trekking, bicicleta, canoa o escalada, eran nuestras actividades preferidas. Jornadas largas en las que regresábamos fundidos. ¡Pero ella todavía tenía fuerzas para subir corriendo al refugio. No nos lo podíamos creer!

Así cambió también su visión hacia las carreras de montaña.

- “Al principio, cuando los veía correr pensaba que estaban locos, lanzarse por esos desniveles como posesos, correr solos entre montañas…, y ahora mírame, jajajaja”

Le pregunto por su modalidad preferida:

- “Me gustan mucho los 3.000. Llegue a bajar de 10’30. El cros y las leguas en el asfalto. Me siento muy a gusto en el asfalto, en las leguas y en los 10.000 metros. Siempre me gustaron las carreras rápidas, intentar bajar mi marca. Aunque el mejor ambiente lo encontré en las carreras de montaña. Todos los años me pica el gusanillo de volver a entrenar seriamente y volver a la pista. Pero el sentido común me devuelve a la realidad y pienso en mis rodillas y llego a la conclusión de que es mejor seguir disfrutando de las otras modalidades y poder seguir corriendo hasta que mi cuerpo diga: se acabó”

Te vemos en los periódicos correr todo aquello que se te pone por delante. Pero, ¿con qué carreras te quedas?

- “La carrera de montaña de Sanabria es visita obligada y correr en Sanabria es correr en casa, pero recuerdo con mucha alegría La subida al Angliru. Recientemente sólo se celebró esa prueba en el 2011 y 2012 y quede primera de féminas los dos años. ¡Fue maravilloso! Hace años también se celebraba pero por motivos que desconozco dejó de hacerse y este último año tampoco se ha celebrado. Entre mis mejores recuerdos no pueden faltar tampoco el cross de Ávila, la Carrera de la Guardia Civil en Zamora en beneficio de FEDER, organizada por mi buen amigo Raúl Vara y donde la Guardia Civil y la ciudad entera se vuelcan. (Doy fe). Intento correr todas las carreras que se celebran en Zamora y provincia, pero es imposible. Hace años era difícil encontrar carreras donde competir. Ahora parece que está de moda y salen carreras como setas, por eso intento ser un poco selectiva para poder acudir al mayor número de ellas.”

Este año fuiste convocada por la Selección de Castilla y León de Carrera por Montaña. Cuéntanos como fue la experiencia.

- “Fue una sorpresa, no me lo esperaba y al principio dije que no. No me sentía capacitada. El seleccionador habló conmigo y me animó. Correría la carrera de montaña de Sanabria y decidiríamos. Y así fue. Al terminar la carrera dije que sí y me uní al equipo. De cuarta. Faltaba un mes para la prueba y 42 kilómetros no era mi distancia y me faltaban kilómetros en las piernas a esas alturas. La prueba se celebró en Vallibierna (Huesca) y fue un fin de semana que no se me olvidará jamás. Conocí a los mejores de España… y a los más humildes. Me animaron muchísimo.

Creo que es una de las carreras en las que más tranquila he corrido porque sabía mi lugar y no tenía ninguna presión. Fueron más de 20 kilómetros corriendo por encima de los 2.000 metros y un desnivel acumulado de más de 6.000 metros. Disfruté mucho. En el kilómetro 25 llegamos a la zona más alta, 2.915 metros y de un avituallamiento a otro sólo había poco más de 500 metros. En ese punto si lo pasé mal. Sufrí mucho. Las ampollas me destrozaban y el sube-baja desde ese punto me hizo acusar la falta de kilómetros en las piernas. Además me dijeron que dos de las compañeras de selección se había retirado con lo que ya no puntuaríamos y eso hizo que mi moral bajase mucho. Pero estaba muy motivada e iba cumpliendo mis expectativas en la carrera. En el kilómetro 30 estaba uno de los seleccionadores y algunos miembros de la selección animando y su apoyo me vino muy bien para terminar los últimos 6 kilómetros cuesta abajo que me quedaban. Como te digo, fue inolvidable.”

¿Qué le pides al futuro?

- “Sólo quiero seguir corriendo y compitiendo con mis amigos. Hasta el final de mis días. Jajajaja”. Sin más ambición que la de seguir disfrutando corriendo. Por eso siempre recomiendo a las personas que empiezan a correr que lo hagan progresivamente, sin obsesionarse por las marcas y los puestos. Y si es con amigos y amigas… mucho mejor”.

Y así vamos terminando una entrevista que podíamos haber realizado encima de una bicicleta, remando juntos por el lago de Sanabria o en la terraza del refugio. Cualquier lugar siempre es bueno para disfrutar de la compañía de María Diez Manzano. Eso sí, deberás estar en forma si quieres seguirle el ritmo y no perderte nada de lo mucho que te puede contar sobre deporte, sobre esfuerzo, superación y sobre todo… sobre la amistad.

Grande María. Somos muchos los que siempre te tenemos presente.

¡Nos vemos en las montañas!

Montaña entre amigos: María Diez Manzano
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